Monday, March 09, 2009

MARCELO VELMAR Y LA COTIDIANEIDAD METAFÍSICA,





MARCELO VELMAR Y LA COTIDIANEIDAD METAFÍSICA,en “Mortales Razones”, Ortiga Ediciones, Diciembre – 2008.


Por Edison Carrasco,Escritor




La palabra es imprecisa, pero posee un inusitado poder. Este poder no lo basa en las formas gramaticales con las que se construye o constituye, sino más bien, parece desprenderse del contorno de la palabra; el claro carácter evocatorio y aún emotivo de su naturaleza. Evocación, como traer el pasado al presente, la experiencia de otro a la mía, una anámnesis platónica, una rogativa que trae los antepasados al presente en acción (ngillatún), o el revelar agustiniano donde in interiore homine habitat veritas.La poesía de Marcelo Velmar responde a este poder, a este influjo de la palabra en su esencia evocadora, donde su sola expresión conmina al lector a ser espectador de sensaciones y experiencias, no privativas solo del hablante lírico, sino propias de este lector que las hace suyas, por ajenas que parezcan. Este poder evocatorio responde, a mí parecer, en la utilización de imágenes que arrancan de una vivencia común, de paisajes de semejante rostro al apreciado por cada uno de nosotros. Aquí radica el principal enclave definitorio y su desiderátum: la realidad vivida, la cotidianeidad como pretexto para encarar problemas más profundos del ser humano que sólo lo cotidiano: el amor, la vida, la muerte. La doxa que conduce al momento metafísico del ôn. En suma, cotidianeidad metafísica. De ahí que el título de su trabajo “Mortales Razones”, en conjunto con el corpus de su obra, fundamente y responda a este último juicio. Este trabajo se estructura de cuatro partes: “A partir del silencio”, “Demasiado humano”, “Antes de morir”, y la última parte que da origen al título, “Mortales razones”. Cada una de ellas encabezada de una cita de un autor, recogiendo el decir de otro para alumbrar su verbo poético.“A partir del silencio” contiene un conjunto de poemas donde el tema central es la vivencia enraizada, los vínculos familiares, vecinales, los lugares comunes de la infancia y/o adolescencia. Así surge la evocación de lo parental, de la madre y las relaciones afectivas, la voz poblacional (sin llegar a caer en lo livianamente tribal), en lo local, en lo habitablemente inmediato y en la relación inextricable con la pobreza: “A veces me gustaría ser hijo de los vecinos/ y pasearme con una madre que / siempre lleve ropa nueva”, o “Recuerdo en blanco y negro/ de una tarde en carreta /sobre un saco de carbón / Recuerdo en blanco y negro/ de un abuelo lidiando con el frío”. “Demasiado humano” (en referencia directa al opus cuasi homónimo de Nietzsche), es la relación del hombre contemporáneo con la realidad circundante, una dialéctica permanente entre lo que cree de las cosas y lo que son las cosas; lo que desde su infancia y/o adolescencia poseía como dogma, ideología o simple idea formativa en contraste o contraposición con su alrededor, con un cierto grado de desajuste, de hostilidad o reñida forma de enfrentamiento a su medio, medio vivenciado como hombre en su total madurez y pleno desenvolvimiento: como un humano, y a su pesar, demasiado humano. Entre ello, es innegable su diálogo con la divinidad, con la fe en el dogma y su cuestionamiento al sistema de creencias (del hablante lírico mismo), y sus observaciones al advenimiento del fin del mundo: “Chaplín quedó en Blanco y negro / Hitler no comulgó / Y mañana es el día final”.“Antes de morir” parece ser una suerte de testamento poético más que una declaración de deseos (no de principios), una fuga, un irse un tanto, una pretensión. Es un querer contener entre las manos y vivir sin la humanidad en demasía, el lapso que nos separa de la muerte, disponiendo el destino de sus bienes metafísicos a quienes le sobrevivan, y desarrollar los planes pendientes de vida, como un condenado a muerte o un asumido desahuciado. Es por ello que su centro se encuentra en aquello que se hizo y se quisiera recrear (“Recordaré con pasión / El beso de una amiga que amé sin dolor”) o repetir (“Volveré a fumar hachic/En otro idioma”), o bien, en aquello que nunca se hizo, y se quisiera realizar (“Le diré a Paloma/Que la vida es como esa estrella”).La sección “Mortales razones” son las reflexiones poéticas en torno al tema de la muerte, a su enfrentamiento con ella (“El tiempo vuela en nosotros / hacia la muerte”), los fundamentos en que se basa finalmente el ser humano para comprenderla y experimentarla, fenómeno este último habido sólo en la desolada, privativa y única experiencia que posee el hombre, pero que se hace universal por pertenecer todos a la misma raza: “En definitiva / respiramos, bebemos y amamos / en la tierra del mismo modo / De adentro hacia afuera / con la misma luz / De afuera hacia adentro / en la misma oscuridad”. Me parece que este texto se diferencia sustancialmente de su anterior trabajo “Pena de alumbramiento” (y donde firma como Marcelo Rojas), ya que logra, a mi juicio, una profundidad mayor, un trabajo poético más exigente, una dirección más definida. Muchos hombres parecen sucederse en esta secuencia lineal de sucesos poéticos relatados en “Mortales razones”, que como tal, radican su comprensión en el centro del ser humano mismo desde el cual se devela su verdad: diversos hombres de distintas edades y épocas cuentan en su movimiento, la historia del único hombre al cual constituyen. Con ello, traen una experiencia, una veritas ajena que se vuelve propia para nosotros. La evocación se hace realidad, y nos hace acreedores para experienciar, junto al poeta, un septiembre de Jatinga:
“Quisiera ser pájaro


en Septiembre de Jatinga


Para que nadie entienda


el final


de estevuelo”



* * *





Marcelo Velmar nace en la ciudad de Chillán hacia finales de 1970. Realizó estudios de Trabajo Social en la Universidad de La Frontera (Temuco), y obtuvo el grado de Magíster en Investigación y Desarrollo Social en la Universidad Complutense de Madrid (España). Se desempeñó por largo tiempo como profesional del Programa Servicio País, del cual llegó a ser Asesor Metodológico y Subdirector Nacional. Actualmente trabaja en el Ministerio del Interior del Gobierno de Chile, en la Subsecretaría de Desarrollo Regional.Sus primeros textos poéticos aparecen publicados en la Revista Correo Literario del Grupo Literario Ñuble de Chillán, a la edad de 12 años. En su época de “liceano” (como alumno del mítico Liceo de Hombres Narciso Tondreau) tuvo una destacada participación en Talleres de Poesía y Cuento, y ganó además variados concursos estudiantiles de carácter literario.Ingresa en 1989 a la carrera de Pedagogía en Castellano de la Universidad del Bío-Bio, donde contribuye activamente en la vida cultural realizando lecturas, “asaltos poéticos” y diversas acciones de arte, en lo que constituyó el movimiento Artción. Posteriormente en 1990, se traslada a la ciudad de Temuco, donde junto al Poeta Jaime Luis Huenún, crean y dirigen el grupo literario “Tubos de Escape” y la Revista de Poesía PEWMA, para ayudar a la difusión de la poesía joven del Sur de Chile. Durante esta época (1990 – 1995) participa en diversas lecturas poéticas (Temuco, Chillán, Concepción, Valparaíso), ganando también menciones honrosas en concursos de Poesía Emergente de la Universidad Católica de Temuco, y en el Concurso Nacional de Poesía Joven de la Universidad del Bío-Bio. En 1995 publica para la Feria del libro de Temuco un sobre de poemas titulado “Poemas a la Carta” y participa como invitado en las actividades poéticas del “Tren de la Poesía” de la Fundación Pablo Neruda. En 1997 publica su primer libro “Pena de Alumbramiento” (Poesía, Ediciones del Gallo, Santiago). Cuenta –además- con inclusiones en diversas revistas literarias y participa como invitado en las Antologías de Poesía “La Otra Voz” (Temuco, 1994) y “Poesía Joven del Sur De Chile” (Editorial LAR, Concepción, 1998).En el año 2005 aparece en la Antología “Los Premios” (Santiago, Magoeditores), participando de la lectura poética de lanzamiento en la Feria Internacional del Libro de Santiago. Su última incursión se realiza en la Revista “El Ahorcado”, donde publica trabajos que forman parte del presente libro.“Mortales Razones” constituye su segunda publicación.